diario de luna



la vida durante el toque de queda




Ori lleva más de 10 minutos sentada en mi silla escribiendo en la libreta negra. Manu duerme como una roca, tenemos clase dentro de 15 minutos y no fui capaz de despertarla, Marce se despierta pero no se para conmigo, aunque le muerda la nariz, el codo, le salte encima y alrededor... ¡Abre los ojos y se vuelve a dormir!... Ori se despierta más fácil. Olvidé para qué la desperté, me acosté en sus piernas. Me llevó a desayunar y se sentó a escribir; como me quitó la silla, tengo que sentarme en sus piernas, otra vez.


La caza está difícil. Anoche perseguí una polilla por toda la casa hasta la madrugada, pero nada de lagartijas. Algún día cazaré una paloma; tengo que planear si desde la otra pieza, el estudio de Ori o el balcón. Las tardes son de cacería y avistamiento. En las mañanas, Ori, Manu y Marce me necesitan para que les arregle el mundo energético. Pienso todo esto mientras Ori escribe, un pájaro pasa volando y hay un montón de soniditos a lo lejos: cantos y aleteos, puertas de otros universos que se abren y se cierran, cosas de los civilizados como carros, voces humanas, pisadas... Suenan las palomas en el techo. A veces subo desde la cabina del baño, pero siempre está cerrado.


Me estoy empezando a relajar, se me cierran los ojos, Ori me masajea las orejitas, eso me gusta... mmm ya no me gusta... ya sí... ¡No me entiende!... ¿Qué es ese ruido? Acaba de pasar otro pájaro muy cerca.


Me organizaron otro arenero en el balcón. Antes, cuando quería ir al baño del balcón, me tocaba sacar tierra de las matas, ¡todo un reto! Me gustan los retos pero es más cómodo en el arenero. He descubierto que no soy una gatita salvaje.


Tomaré el sol después de la clase. Espero que me den también diploma de comunicación, soy súper culta y toda la cuarentena he asistido, a veces parezco dormida, pero es porque estoy usando un método de aprendizaje superior.


Voy a bañarme con la energía solar y después a recostarme en la baldosa fría para recibir la energía de la tierra. ¡No sé qué harían en esta casa sin mis recargas cósmicas!