eL COLEGIO PASA COMO PASAN LAS GUERRAS



Entro a este recuerdo con armadura, lo observo a través de una puerta.


Los niños corren sin parar; es un campo minado de pelotas que pasan por todo el patio, de miradas afiladas de los niños más grandes, el ruido y el instinto de supervivencia hacen imposible la escapada a otro lugar de la mente.


Yo estaba allí, pequeñita, con cara de estar siempre enojada, finjiendo ser un roble, deseando con todas mis fuerzas no estar allí, estar aquí donde estoy hoy, sentada en soledad y en silencio frente a una hoja de papel, observando el baile de la palmera y del lapicero, segura.


Aquí estás pequeña, muy lejos de la batalla del descanso de la escuela, disfrutando de tu anhelado tesoro: Un espacio que sólo habitas tú; libre de amenazas físicas y psicológicas, puedes pensar, hablar y moverte con libertad.


Te veo caminar lento por un rincón para que nadie te note, no entiendes porqué todo el mundo piensa que está mal querer estar sola, tú sabes que no lo entenderían y juegas cuando tienes que jugar, sonríes cuando tienes que sonreir... Te abrazo, te entrego mi armadura y te susurro al oído: Respira, tú puedes con esto. El colegio pasa como pasan las guerras.