Presenté un proyecto basado en lo que sé hacer, en mi historia y habilidades particulares, en mi personalidad, a la medida de mi forma de concebir el mundo, la creación artística, la experimentación, la composición de canciones. Me atreví a preguntarme, ¿Qué quiero hacer? ¿Cómo lo quiero hacer? Lo puse por escrito, lo convertí en un proyecto, busqué a quién podría interesarle algo así, no hice ningún copiar/pegar a ver quién respondía, estudié opciones de comunidades y organizaciones que realmente pudieran estar interesadas, y para las que pudiera tener sentido... Y recibí un sí desde Finlandia...
Lideraré mi proyecto, que involucra a una comunidad de ensueño en el país de Papa Noél y las auroras boreales. Les contaré a medida que vaya ocurriendo... En este momento me preparo para asumir los retos.
Más que emocionada, estoy en un estado de alerta, con ganas de hacer todo lo que esté a mi alcance para que todo salga bien, con ganas de estar a la altura de los músicos con los que trabajaré, de las personas que tengo el honor de liderar. Y ahí suelen venir las dudas... "¿Quién soy yo para liderar? ¿Estoy preparada para esto? ... ¿Y si lo que sé no es suficiente?" ...
Pero si soy honesta, aunque despierta y a la expectativa, esas dudas no están ahí, es extraño porque las espero- Me he acostumbrado a que despierten cada que escribo una canción y voy a cantarla por primera vez, o cada que presento algún proyecto nuevo.
Es que la música es finalmente un territorio familiar, con puertas abiertas a la fantasía y al misterio, pero por encima de esto, es mi hogar. Es un hogar que he construido ladrillo a ladrillo, al que le pongo colores, le siembro jardín. Es un hogar que habito y que empieza a expandirse para que lo conozcas y lo habites cuando quieras. Que está creciendo, que está vivo.